¿Quieres saber cuál es la temperatura del agua ideal para bañar al bebé?
Uno de los momentos más esperados y que, al mismo tiempo, genera más estrés para los padres es el momento del primer baño para el bebé. Por lo general, hemos de recibir muchos consejos para cumplir con todos los cuidados del recién nacido, incluyendo el aseo corporal.
Todo lo que viene es nuevo porque el cuerpo del pequeño está adaptándose al mundo exterior. Debemos poner atención al resto del cordón umbilical, que es un área muy sensible hasta que se cae; así como a la llamada mollera, sus ojos y oídos, por lo que sumergirlo en agua es un gran riesgo en los primeros días de nacido.
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Cuando ya estamos en casa debemos cuidar todo el ambiente a su alrededor y muy especialmente a la hora de limpiar su cuerpo. Cualquier cambio brusco puede comprometer o determinar la salud del pequeño.
En este punto es normal que tengas dudas. ¿Quieres saber cuál es la temperatura ideal del agua para bañar al bebé? Aquí te lo contamos con algunos tips y recomendaciones.
Un cambio brusco de temperatura supone un riesgo
Saber la temperatura ideal para el baño del bebé es muy importante. Resulta esencial tener un máximo de cuidado, ya que cualquier cambio brusco en la estabilidad de su cuerpo supone un gran riesgo para la salud.
Medir la temperatura del agua antes de poner al bebé en contacto con ella tiene una importante razón, y es que todos los procesos del cuerpo se contraen e incluso podrían llegar a paralizarse si el agua está por debajo de una media con la temperatura corporal.
Lo ideal es que esté templada, es decir, entre 35 y 37 grados centígrados para no provocar desajustes en las funciones del cuerpo. Y es que, los cambios bruscos de temperatura pueden generar algo que se conoce como síncope de hidrocución, que incluso puede llevar a la muerte hasta a una persona adulta.
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De ahí, el motivo por el cual los padres nos dicen que no debemos bañarnos antes de haber hecho la digestión. Y es que el problema no tiene que ver con la velocidad con la que se procesan los alimentos, sino con cortar este proceso por pérdida del conocimiento.
Evitar el baño por inmersión durante los primeros días
Lo primero que debemos tener presente es que los recién nacidos no sudan tanto como los adultos, por lo que los primeros días de su vida es innecesario introducir el cuerpo del recién nacido en una bañera. Así que, por lo general, los pediatras recomiendan realizar el aseo con paño húmedo o esponja.
Para asear al bebé con esponja, algodón o paño húmedo se recomienda usar productos de ph neutro. Tampoco debemos colocar colonia ni talco, para evitar resequedad en la piel. Limpiar el área del ombligo con una base de alcohol de 70 grados y envolverlo en una gasa limpia. Si se da el caso de que esté enrojecido, tenga mal olor o esté supurando por el resto del cordón umbilical, debemos consultar al pediatra o asistir a consulta lo antes posible.
Para hacer el aseo correcto, utilizaremos agua tibia para llenar el paño o la esponja antes de pasarla por el cuerpo del bebé. Primero, debemos limpiar sus ojos y oídos con un algodón previamente humedecido en suero fisiológico. Es recomendable mantener al pequeño envuelto en una toalla y solo descubrir las partes que vamos a asear.
A la bañera por primera vez
Pasadas un par de semanas después del nacimiento o cuando ha caído el resto de cordón umbilical es el tiempo en que los expertos recomiendan hacer el primer baño por inmersión. Y es aquí donde toca medir la temperatura con ayuda de un termómetro o en forma tradicional.
Existen gran variedad de modelos de termómetros para el agua en las farmacias o tiendas especializadas. Incluso, se venden bañeras que ya lo tienen incorporado, pero también existen modelos muy parecidos a un juguete para el bebé.
Tener un termómetro nos permite ir a lo seguro y no correr peligro a la hora de calcular los grados exactos para evitar quemaduras o lesiones en la piel. Sin embargo, está el método tradicional que consiste en introducir el codo en el agua para comprobar que sea agradable al cuerpo.
Al momento de llevarlo a la bañera por primera vez debemos contar con todos los implementos necesarios a la mano y estar en un lugar cómodo. La bañera debe estar levemente inclinada y permitir una posición en la que el cuerpo del bebé esté sostenido por el antebrazo de mamá.
Consejos para hacer del baño un momento placentero
Los primeros baños deben ser de corta duración. La razón principal es que el recién nacido debe habituarse gradualmente a la rutina del aseo personal, aun cuando el agua sea el medio que le recuerde su estancia dentro del vientre materno.
Aprovechar el momento del baño para revisar su cuerpo. Antes de hacer la inmersión podemos acariciar al bebé y relajarlo con suaves masajes, mientras comprobamos el estado de su piel y si tiene algún eccema o costra láctea, como se le conoce a las escamas que a veces quedan en el cuero cabelludo.
No abusar del shampoo ni productos químicos. Cuando hacemos los primeros baños, el uso de productos de aseo debe ser muy moderado y evitar que caigan en los ojos y los oídos. Por esto, es muy importante proteger estas áreas con nuestras manos y dejar que agua jabonosa caiga hacia atrás.
Prolongar los baños de forma paulatina. Si el bebé se muestra desagradado los primeros días debemos procurar inmersiones muy cortas, pero a medida que se vaya acostumbrando podemos prolongar el tiempo dentro de la tina. Este será un momento divertido para todos.
Evitar el paso de corrientes de aire o excesivo calor. Del mismo modo en que la temperatura del agua debe estar acorde al cuerpo, debemos cuidar el ambiente del cuarto de baño o lugar en el que vamos a asear a nuestro bebé. Es igualmente importante vigilar el paso del aire para evitar resfríos u otras complicaciones de salud.
Mantener la vigilancia sobre el bebé. Para hacer del baño un momento placentero, mamá o el cuidador debe estar dedicado exclusivamente, no puede atender otro asunto, mirar el teléfono o tener distracciones, ya que puede ser la diferencia entre el disfrute o algún percance.
Siempre será vital atender las recomendaciones del médico para saber cuándo y qué frecuencia asear al recién nacido, momento en el que es muy importante cuidar la temperatura ideal para bañar al bebé.
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